Cracovia, una verdadera joya al sur de Polonia que cautiva con su encanto medieval, su rica herencia cultural y su vibrante escena gastronómica. Al pasear por las calles de la Ciudad Vieja, te sumergirás en un cuento de hadas, donde la majestuosa Plaza del Mercado y la Catedral de Wawel revelan su magnificencia de la Edad Media. Tampoco puedes dejar de explorar el barrio judío de Kazimierz, donde la sinagoga Vieja y la Nueva, junto con sus encantadoras calles, narran la rica historia judía de la ciudad.

Cracovia también deleita con su oferta gastronómica, en la que podrás probar platillos como los «pierogi», deliciosos dumplings polacos rellenos de carne, queso y patata, o tal vez una «zapiekanka», versión polaca de la pizza. La cerveza polaca y el vodka son imprescindibles, y los cafés bohemios ofrecen el lugar perfecto para disfrutar de un «sękacz», un pastel tradicional en espiral. Con su fusión única de historia, cultura y sabores, te esperan muchas cosas que ver, que hacer y comer en Cracovia.

Minas de sal de Wieliczka

Desciende a las entrañas de la historia en las Minas de Sal de Wieliczka, un laberinto subterráneo de cámaras y galerías que deslumbra con su belleza y narrativa única. Con más de 700 años de historia, estas minas, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, te sumergen en un mundo subterráneo fascinante. Aquí podrás descubrir capillas esculpidas en sal, como la majestuosa Capilla de Santa Kinga, con sus impresionantes esculturas y relieves. Además, las cámaras subterráneas albergan lagos salinos y túneles que revelan la destreza de los mineros que trabajaron aquí durante siglos.

Las visitas guiadas te llevarán a través de pasadizos ornamentados, como el Camino de la Cruz, donde estatuas de sal dan vida a la historia religiosa. Las Minas de Sal de Wieliczka ofrecen una experiencia única que combina la maravilla geológica con la habilidad artística, creando un mundo subterráneo que asombra a los visitantes y narra la historia de la industria minera de Polonia.

Plaza del Mercado de Cracovia

La Plaza del Mercado de Cracovia, Rynek Główny, es el corazón vibrante de la ciudad, donde el pasado y el presente convergen en un escenario impresionante. Rodeada por coloridos edificios renacentistas y la majestuosa Basílica de Santa María, la plaza es un testimonio de la riqueza arquitectónica y cultural de Cracovia. Mientras tanto, en el centro, la Torre del Ayuntamiento destaca con su imponente presencia.

Los cafés y restaurantes que bordean la plaza ofrecen un lugar perfecto para disfrutar de la atmósfera animada y degustar delicias polacas. En cada rincón, artistas callejeros y vendedores añaden un toque bohemio. La Plaza del Mercado es un punto de encuentro animado y el escenario de eventos culturales y festivales, que con su energía contagiosa y su encanto histórico, cautiva tanto a lugares como a extranjeros.

Barrio de Kazimierz

Kazimierz, el antiguo barrio judío de Cracovia, es un mosaico encantador de historia, cultura y vida contemporánea. Las calles de piedra están impregnadas de la rica herencia judía, con sinagogas centenarias como la Sinagoga Remuh y la Sinagoga Vieja que narran historias de siglos pasados. Hoy en día, Kazimierz es un crisol de arte alternativo, cafés bohemios y boutiques creativas, cuyo epicentro es la Plaza Nowy, hogar del Mercado de los Camellos.

Por la noche, Kazimierz se transforma en un animado escenario de música en vivo y bares con ambiente bohemio, atrayendo a aquellos que buscan experiencias auténticas y vibrantes. Con festivales culturales, eventos artísticos y su espíritu diverso, Kazimierz se revela como un tesoro inagotable de Cracovia, donde cada calle cuenta una historia y cada rincón invita a explorar la esencia de esta fascinante ciudad.

Fabrica de Oskar Schindler

La Fábrica de Oskar Schindler, inmortalizada en la película «La Lista de Schindler», se erige como un conmovedor monumento a la resistencia y la humanidad en medio de la oscuridad del Holocausto. El museo, ubicado en la antigua fábrica de esmaltes de Schindler, narra la historia del industrial alemán que salvó la vida de más de mil judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Las exhibiciones destacan los eventos históricos y las experiencias personales de aquellos afectados por el Holocausto, brindando una visión profunda de la vida en Cracovia durante ese período. Las salas renovadas mantienen la esencia industrial, transportando a los visitantes a la época de la ocupación nazi. Este sitio conmemorativo no solo rinde homenaje a Schindler, sino que también honra la memoria de aquellos que sufrieron los castigos de un imperio tiránico, ofreciendo una experiencia educativa que nos recuerda la importancia de aprender de la historia.

Catedral de Wawel

La Catedral de Wawel se puede definir como una obra maestra arquitectónica, la cual ha presenciado funerales ilustres de figuras como la de «Vladislao El Breve», un verdadero testimonio de la grandeza y la trascendencia cultural del país. Una vez en su interior, te maravillarás con la Capilla de Segismundo, un prodigio de la escultura gótica, y la Capilla de San Estanislao, donde reposan los restos del santo patrón de Polonia.

Por otro lado, la nave principal alberga impresionantes altares y sarcófagos, mientras que la cripta real invita a explorar las tumbas de monarcas polacos. Desde las campanas de la Torre Principal hasta las vistas panorámicas del Castillo Real, la Catedral de Wawel no solo es un sitio de culto, sino un fascinante museo viviente que conecta el presente con el glorioso pasado, como el lugar de coronación de los Reyes de Polonia hasta el siglo XVIII.

Qué comer en Cracovia

Explorar Cracovia es no solo sumergirse en su rica historia, sino también deleitarse con una extraordinaria variedad gastronómica que refleja la diversidad y la tradición polaca. En los encantadores cafés y restaurantes, la cocina local ofrece una experiencia culinaria que conquista todos los sentidos. Comienza tu día con unas «pierogi» (empanadas rellenas) y el «żurek» (sopa agria), opciones muy deliciosas; al pasear por el casco antiguo prueba también las «obwarzanki», rosquillas tradicionales que son un tentempié perfecto.

Para el almuerzo, saborea el «bigos», un guiso de col y carne, el cual puedes acompañar con «kompot», una bebida frutal casera. Tampoco te pierdas los «kiełbasa», embutidos polacos que son una verdadera delicia. Explora el mercado de comida callejera en la Plaza Nowy para saborear la «zapiekanka», una versión polaca de la pizza, o disfruta de un «oscypek», queso ahumado de las montañas de los Tatras. Para cerrar tu día con broche de oro no viene mal un postre dulce, como el «makowiec» (pastel de amapola) o el «sękacz», un pastel en espiral.