Jericoacoara, conocido como Jeri, deslumbra con su encanto natural en la costa nordeste de Brasil. Este paraíso costero, rodeado de dunas, lagunas y playas idílicas, es un destino imperdible para los amantes de la naturaleza y los deportes acuáticos. Sus imponentes dunas son una invitación para practicar sandboard o contemplar impresionantes puestas de sol desde la Duna de la Puesta del Sol. La Pedra Furada, una formación rocosa icónica, es un símbolo de la región, y visitarla es imprescindible para apreciar su singularidad y disfrutar de las vistas panorámicas.

La playa principal de Jericoacoara, Praia da Malhada, con sus aguas tranquilas y cálidas, es ideal para nadar y disfrutar del sol. Además, la playa ofrece una vibrante vida nocturna con bares y restaurantes que rodean la arena, creando un ambiente festivo para los visitantes. Por último, parte del territorio también forma parte del Parque Nacional de Jericoacora, dedicado a la conservación de especies y recursos naturales en la zona.

En cuanto a la gastronomía, Jericoacoara deleita a los paladares con platos típicos del noreste de Brasil. Los pescados y mariscos frescos son los protagonistas, preparados de diversas maneras, desde la moqueca hasta la peixada. No se puede pasar por alto la tapioca, un platillo tradicional hecho con harina de yuca y relleno de diferentes ingredientes dulces o salados. Dicho esto, conozcamos algunas de las cosas que ver, que hacer y comer en Jericoacoara.

Pedra Furada

La Pedra Furada, situada en la playa de Jeri, es una formación rocosa tallada por el viento y el mar a lo largo de milenios. Esta enorme piedra es famosa por su característico agujero natural, tallado por la erosión, que se asemeja a una ventana que enmarca la línea del horizonte y regala vistas espectaculares al atardecer. Para llegar, los visitantes deberán atravesar las dunas doradas y caminar por la playa, sumergiéndose en la arena suave y las aguas del Atlántico, lo que es una aventura por sí sola.

Al llegar, el arco natural se convierte en el escenario perfecto para fotos impresionantes, especialmente durante el atardecer, cuando el sol parece encajar perfectamente dentro del agujero rocoso, creando una imagen mágica. La Pedra Furada es más que un monumento geológico; es un símbolo de Jericoacoara y un lugar sagrado para muchos. Su singularidad y belleza natural atraen a turistas de todo el mundo, quienes quedan fascinados por la majestuosidad de esta obra maestra de la naturaleza.

Parque Nacional de Jericoacoara

El Parque Nacional de Jericoacoara, con sus dunas extensas, lagunas cristalinas, manglares y una mezcla única de ecosistemas, se ha convertido en un paraíso para los amantes de la naturaleza y los aventureros. La diversidad de la vida silvestre aquí es impresionante: aves exóticas, especies endémicas de la región y animales autóctonos habitan estos ecosistemas. Los manglares son otra maravilla natural del parque, hogar de una variedad de especies acuáticas y una importante zona de cría para muchas aves.

Las rutas de senderismo que atraviesan el parque llevan a sitios como la Paiscina Natural de Ananias, o al faro de Jericoacoara, ambos ofreciendo vistas panorámicas espectaculares. Además, cabe resaltar que la protección ambiental es primordial en este parque, lo que garantiza su conservación y preserva su belleza natural. Es un destino único para quienes buscan aventuras al aire libre, una inmersión en la naturaleza salvaje y la oportunidad de desconectar del mundo moderno.

Duna de la Puesta del Sol

La Duna de la Puesta del Sol se trata de un punto donde la naturaleza brinda un espectáculo incomparable. Subir la Duna de la Puesta del Sol es una experiencia en sí misma, un desafío divertido que recompensa con una visión impresionante del océano Atlántico. Desde la cima, la paleta de colores comienza a tomar vida: tonos cálidos que se mezclan entre el cielo y el mar, mientras el sol se despide con un resplandor dorado.

Al llegar la tarde, los viajeros se reúnen para presenciar este fenómeno natural, llevando cámaras y disfrutando de la serenidad del lugar. Es un ritual para muchos, un momento de contemplación y belleza que crea recuerdos inolvidables. Sin embargo, es cuando el sol comienza su descenso que la atmosfera se llena de emoción, convirtiendo a la Puesta del Sol en un mirador donde la gente se consagra para ser testigo de dicho fenómeno.

Praia da Malhada

La Praia da Malhada, con su extensa extensión de arena dorada y aguas cristalinas, es un paraíso para los amantes del mar y del surf, que cautiva a quienes buscan tranquilidad y aventura en un mismo lugar. Su ubicación remota y su buen oleaje le han dado fama entre los surfistas, que encuentran aquí un paraíso para disfrutar de este deporte. Además, su oleaje suave y constante es perfecto para los principiantes; en caso de que quieras aprender un nuevo hobby.

Sumado a esto, la belleza natural de Praia da Malhada invita a los visitantes a explorar y relajarse. Sus dunas de arena se elevan hacia el horizonte, proporcionando un telón de fondo único para largos paseos por la orilla del mar. Mientras sus aguas tranquilas invitan a nadar y a disfrutar de la frescura del océano. Quienes la visitan disfrutan de momentos de diversión, con música suave en el aire y gente relajándose en las hamacas bajo el sol.

Qué comer en Jericoacoara

¡La cocina en Jericoacoara es tan encantadora como sus playas! Este destino en Brasil no solo deleita con sus paisajes, sino también con su deliciosa gastronomía local. Comenzando con los mariscos, no puedes dejar de probar la moqueca, un guiso de pescado con aceite de coco, tomate, cebolla, pimiento y cilantro, todo cocinado a fuego lento en una olla de barro. Otro plato imperdible son las «camarões na moranga», camarones servidos en una calabaza rellena con una irresistible mezcla de sabores.

Para el almuerzo o la cena, las tapiocas son una excelente opción. Estos delgados panqueques hechos de harina de yuca se rellenan con ingredientes dulces o salados, como por ejemplo el queso de oalho o la carne seca. Y si buscas algo para refrescarte, prueba los jugos tropicales de frutas frescas o el agua de coco, perfectos para hidratarte bajo el sol. Por la noche, nada como saborear una caipirinha, el cóctel brasileño por excelencia hecho con cachaça, lima, azúcar y hielo.