Bucarest, una joya arquitectónica y cultural de Rumania donde la historia, la modernidad y la vitalidad convergen para crear una experiencia única. Conocida como «La Pequeña París» en la época dorada del siglo XIX, Bucarest es en sí misma un viaje a través del pasado, visible en sus imponentes edificios neoclásicos y sus encantadoras calles. La Plaza de la Revolución, epicentro de eventos históricos, te recibe con el imponente Palacio del Parlamento, uno de los edificios más grandes del mundo y un símbolo del régimen comunista. Cerca, el Ateneo Rumano y el Monasterio Stavropoleos reflejan la rica herencia cultural de la ciudad.
Bucarest también es un destino moderno, con puntos de interés vibrantes como el Parque Cişmigiu, el recinto más antiguo de todo el país que también contiene el restaurante Monte Carlo. Por otra parte, la gastronomía rumana cautiva con sabores auténticos, que van desde las «mămăligă» (polenta) hasta las «sarmale» (hojas de repollo rellenas). Tampoco puedes perderte la «mici», pequeñas salchichas a la parrilla, y para el postre, disfruta de «papanasi», buñuelos de requesón con mermelada. Dicho esto, pasemos a conocer todo lo que ver, que hacer y comer en la hermosa Bucarest a través del siguiente artículo.
Ateneo Romano
El Ateneo Romano, majestuoso y elegante, se trata de un símbolo cultural construido en estilo neoclásico, un magnífico edificio que alberga la prestigiosa Filarmónica George Enescu y se ha destacado como una gran obra maestra arquitectónica que ha resistido el paso del tiempo. Aquí los visitantes son recibidos por una fachada adornada con columnas corintias y esculturas que rinden homenaje a destacadas figuras de la música clásica.
Mientras tanto, su interior es igualmente impresionante, con una sala de conciertos que deslumbra con su esplendor y acústica excepcional. El Ateneo Romano no solo es un escenario para conciertos de clase mundial, sino también un testamento a la pasión de Rumania por las artes. Si te encuentras en la ciudad, no dudes en sumergirte de lleno en una nueva experiencia musical, asistiendo a un concierto aquí en el emblema eterno que representa el Ateneo.
Palacio del Parlamento de Bucarest
El Palacio del Parlamento de Bucarest, también conocido como Casa del Pueblo, es una obra colosal que refleja el pasado turbulento de Rumania. Construido durante el régimen comunista de Ceaușescu, este monumento gigantesco es el segundo edificio político-administrativo más grande del mundo. Sus dimensiones monumentales albergan salas lujosas adornadas con mármol, cristal y madera fina. Pese a sus funciones, se permiten las visitas guiadas con el fin explorar una fracción de sus vastos interiores, revelando la grandiosidad de sus salones y pasillos.
Desde las terrazas exteriores, los visitantes pueden contemplar la ciudad y reflexionar sobre la complejidad de este coloso arquitectónico que ha pasado de símbolo del régimen comunista a representación de la resiliencia del pueblo rumano. El Palacio del Parlamento se erige como un recordatorio monumental de la historia reciente y la capacidad de una nación para transformar sus desafíos en fortalezas.
Museo del Pueblo
El Museo del Pueblo invita a los visitantes a sumergirse en la rica tradición y autenticidad de la vida rumana. Este museo al aire libre, situado en el Parque Herastrau, exhibe más de 200 estructuras auténticas que representan la arquitectura rural de todas las regiones de Rumania. Gracias a esto, caminar por los senderos del museo es como realizar un viaje en el tiempo, con casas de madera, iglesias y molinos de viento que revelan la diversidad y la artesanía del país.
Además de las estructuras, el museo alberga talleres donde artesanos locales demuestran habilidades tradicionales como la alfarería y la talla de madera. El Museo del Pueblo ofrece una conexión íntima con la herencia cultural de Rumania, brindando a los visitantes una experiencia auténtica y educativa que resalta la belleza y la singularidad de la vida rural rumana a lo largo de los siglos.
Monasterio Stavropoleos
El Monasterio Stavropoleos es un oasis de espiritualidad y belleza con un encanto muy singular. Construido en 1724, este pequeño monasterio ortodoxo griego presenta una arquitectura de estilo brâncovenesc, con elementos barrocos y renacentistas. El exterior, adornado con esculturas detalladas y relieves, da paso a un interior que deslumbra con frescos religiosos, iconos y una biblioteca que alberga valiosos manuscritos.
Además, el claustro, rodeado de arcadas de columnas, crea un ambiente sereno y contemplativo. El Monasterio Stavropoleos es un testimonio de la espiritualidad y la arquitectura que ha perdurado a lo largo de los siglos. Su atmósfera tranquila y su conexión con la historia religiosa de Rumania hacen de este lugar un destino imprescindible para aquellos que buscan experimentar la autenticidad espiritual de la región.
Parque Cişmigiu
El Parque Cișmigiu es un remanso de verdor que invita a los visitantes a escapar del bullicio urbano y sumergirse en un oasis de tranquilidad. Este parque, inaugurado en 1847, es un testimonio vivo de la historia y el encanto de la capital rumana. Con senderos sombreados, estanques serenos y puentes pintorescos, Cișmigiu ofrece un escenario idílico para paseos relajados y actividades al aire libre. Sumado a esto, el Jardín de Rosas, con una colección variada de flores, y el Kiosk Ghica, una elegante estructura de hierro forjado, añaden un toque romántico al paisaje.
Los visitantes pueden alquilar botes en el lago, explorar la gruta artificial o simplemente disfrutar de un picnic bajo la sombra de los árboles centenarios. Cișmigiu es más que un parque; es un espacio alejado donde la naturaleza y la historia convergen para ofrecer una experiencia única a aquellos que buscan una bocana de aire fresco, ajena a todo el ir y venir tan problemático de la gran ciudad.
Qué comer en Bucarest
La hermosa región de Bucarest no solo te sumerge en su combinación radiante de historia, política y arquitectura, sino también en una experiencia culinaria que deleitará tu paladar con autenticidad y sabores inolvidables. La cocina rumana, rica en tradición, refleja la fusión de influencias orientales y europeas, creando platos únicos y deliciosos. Puedes comenzar tu día con un desayuno rumano que incluye «mămăligă», una especie de polenta, servida con queso y crema agria.
Para el almuerzo, no puedes perderte los «sarmale», hojas de repollo rellenas de carne y arroz, acompañadas de «mămăligă» y crema agria. Explora los mercados locales para probar «mici», pequeñas salchichas a la parrilla, o disfruta de un «ciorbă», una sopa agria con carne y vegetales. Y en caso de que seas amante de los mariscos, puedes deleitarte con «știucă la tigaie», lucioperca frita, o «raci», cangrejos de río.
Por último, termina tu día con un toque dulce, probando «papanasi», buñuelos de requesón con mermelada, o «clătite», crepes rellenas de frutas o chocolate. Y no te pierdas la oportunidad de acompañar tus comidas con vinos locales, como «Fetească Neagră» o «Grasă de Cotnari», para una experiencia culinaria completa que captura la esencia y la autenticidad de la cocina rumana. ¡Buen provecho!